Ahora en el silencio de la noche me vuelvo a encarar con mi pasado, no puedo evitar pensar y vuelvo a encender el kinké de las emociones...emociones incontroladas, recuerdos que se mezclan con lágrimas.
La impotencia de ver cómo se escapa mi vida todo aquello que amo, esos seres que nunca más volverán y un sin fin de cosas que da la misma manera que aparecen, se esfuman sin poder hacer nada por evitarlo, ¿o quizá sí?...
Hoy, ahora, en este instante, en mi soledad, dejo que ese caparazón que uso día a día caiga a mis pies; me miro al espejo y veo en mis propios ojos esa tristeza que trato de esconder, necesito descargar mis emociones y dejar que mi tormento huracanado me envuelva... pero a veces noto cómo me dejo lleva...¡me arrastra! Es cuando realmente me asusto de todo e intento poner fin... ¿o no?... a veces ya es tarde, y mi mente se vuelve tumultuosa... todo se envuelve contra mí, algo me grita una y otra vez.
"¿Qué has hecho?" Cuántos errores cometidos, mi insensatez, mi egoísmo... y que por mi culpa muchos seres queridos han sufrido y los he arrastrado conmigo a este túnel sin luz, a este laberinto que es la vida, a la tristeza... ¡No es justo!
Ya es tarde, es... como si una película pasara a gran velocidad por mi mente, "es mi propia vida" "todos mis errores"... todo es agridulce... y un dolor se apodera de mí, nada ni nadie puede hacer nada... es mi dolor. Sé que suena duro... más cuando soy yo la que siempre ha dicho hasta la saciedad que hay que compartir tanto lo bueno como lo malo... y me consta que debo aprender a recibir, a aceptar... pero me refugio en mi caparazón y me aparto... quizá a lamerme mis propias heridas...
Sigo divagando por el cosmos de los sentimientos, buscando sin buscar, y sin saber qué quiero, pero eso sí, cada día que pasa sintiéndome más vacía y más hastiada de todo, es como si ya me conociese el paisaje de la vida, y de alguna manera necesitase otras cosas más frescas.
Quizá mañana esté de nuevo encima de la ola, quizás no me deje hundir y sólo me deje mecer por ella...